viernes, 15 de noviembre de 2013

Una profecía


La ordinaria epopeya de días
repitiéndose en la incauta
levedad del silencio me conecta con el destello
de tu sonrisa;
con el diminuto espacio, casi imperceptible, de tu luz
 reinando entre la violencia estúpida de las cosas…

Estoy  de rodillas
ante la pureza de tu mirada santa;
atestiguando la transfiguración a la que
te redime el amor verdadero.

Explotan en mi oído las palabras muertas
que deambulan en el estruendo del apocalipsis
cotidiano, mientras ando buscando la manera
de fusionarme con la delgada línea de esos otros
mundos paralelos en donde también te amo.

Las finas estalactitas de la tierra clamando
dulzura me apuñalan la planta de los pies,
entonces levito a encontrarme con el reparo
de tu piel que me espera.

Afuera, ya retumba mi voz invisible
gritando tú nombre,
redactando la imagen  profética de nosotros dos
encontrándonos antes y después
en la vorágine sin pausa del universo
que no conoce del tiempo.

Fotografía: Jaroslaw Datta

miércoles, 6 de noviembre de 2013

Una resurección


Las calles destilan el licor agridulce
que brota desde el silencio,
entonces me confundo con el brillo
del ocaso para verte
dormir callada sobre la palma de mi mano,
sobre el eterno susurro que dejan las hojas
del otoño al morirse añejas.

Afuera,
deambulan las almas que no han conocido
del amor y de sus victorias gloriosas.

¿Has notado como el firmamento
colapsa en luces intermitentes?

Se acerca la noche,
desde lejos se anuncia el sagrado
despertar de la tierra y sus guerreros luminosos.

Mientras nos  llega el instante,
sigamos fabulando la parodia de
amarnos bajo la absurda
fatalidad de días calcados;

Sigamos fingiendo no saber a dónde nos lleva
el corazón que explota en tu nombre y el mío,
sigamos muriendo y resucitando,
olvidándonos y reconectando en una imagen
idéntica que nos explote
súbitamente en la retina.

Te has preguntado:
¿Adónde escaparemos cuando el viento empiece a gemir
su canción oscura?

Tal vez regresemos  al  paisaje estático
suspendido en el  tiempo,
en el cual quedaron nuestras almas
imprimiendo las bitácoras del viaje;
o quizás los hechiceros del alba nos reciban
en su refugio mientras los sueños se detienen.

¡Cuánta deliciosa quietud anida en la caótica
incertidumbre!
¡Qué dantesco desvarío!

Yo sólo espero que no fallen mis pies
en medio de la desaforada frialdad de los escombros;

Quiero llegar a las puertas,
a la línea final que divide el horizonte,
a resucitar en tus brazos
a besarte desenfrenadamente,
a explotar en tus sentidos.

No tengas miedo.
No hay nada que temer.
El sol derrumbará su reino sobre
el universo que augura un renacimiento,
es lógico que necesite sentirte mía.

¿Has notado que me desintegro en millones
de partículas cada vez que recuerdo los designios?

…Sólo espero poder reconocerte otra vez en la desaforada

virginidad del nuevo camino.

Safe Creative #1207181987260

Fotografía: Philomena Famulok