"¿Guapa? no, mujer"
Clarice Lispector
¿Guapa? no, mujer"
Clarice Lispector
¿Quién se acuerda hoy en día de la
escritora Lou Andreas Salomé?
Para muchos su nombre está simplemente
asociado con el filósofo alemán Nietzsche.
Otros, quizás, también puedan recordar su
relación con el poeta Rainer Maria Rilke.
Lo cierto es que
Lou-Andreas salome fue una mujer inmensa, pionera del psicoanálisis, filosofa,
novelista y ensayista.
Desgraciadamente, a lo
largo de la historia, lo primero en lo
que se piensa no es en esas damas como mujeres reales de carne y hueso, o en
sus obras, por el contrario, se las considera como amantes “incomprendidas” o
se las destaca por una determinada capacidad especifica -un gran talento por
desarrollar- que quedó destruido por la figura del genio con quien tuvo la
oportunidad de compartir su vida. El caso de Lou Salomé no es diferente a
muchos otros.
Destinada por su origen familiar a ser una
señorita de salón y mujer fiel cumplidora del papel previamente asignado por
una sociedad machista, que se resumía en: ama de casa, madre y digna
acompañante del marido, Lou Andrea Salomé se rebela desde muy joven contra ese
destino. Lucha por una vida de mujer
autónoma e independiente- algo insólito en su época- sin admitir jamás las
diferencias dictadas por la concepción social del género.
Inteligente y culta en medio de hombres
cultos e inteligentes y a menudo soberbios. Una intelectual desafiante en una
época trascendental para la historia de las ideas políticas y del progreso.
“La rusa”, una muchacha insólita, “un ser
puro y sano hasta su más interno fundamento”, “un ser femenino de especie
extremadamente poco común: de infantil pureza y salud de la mente y al mismo
tiempo de una dirección de espíritu y una independencia de la voluntad, nada
infantiles, casi no femeninas y en ambas cosa un diamante”, “un pequeño genio
en el espíritu y en el alma”, son algunas de las descripciones utilizadas para
caracterizar a esta mujer. Y han pasado a la historia porque son frases
escritas por Frederick Nietzsche, que fue su amigo, profesor, y amante. “Aguda
como un águila y valiente como un león” (los animales de Zarathustra), pero en
el fondo es una niña muy femenina”… “además se muestra extraordinariamente
predispuesta hacia mi modo de pensar y reflexionar” así la define Nietzsche…
mientras esperaba de ella que fuese su discípula, una heredera de su
pensamiento. Pero el encuentro ideal con aparentes afinidades en gustos e
inteligencia, eclosiona cuando la ocasional convivencia se hace intolerable
para Lou y se separa de él. Pasa a ser entonces la egoísta, la que no sabe
amar, la caricatura del ideal nietzscheano. El ángel que el filósofo había
creído encontrar, que le aliviaría la pesada carga de soledad y dolor se
convierte en un ser “superficial, inmoral, sin alma”.”El siroco encarnado”.
Para el entorno se confirma la versión de
una aventurera, cuyas ideas transgreden lo que les está permitido pensar a las
mujeres.
Su
capacidad para desapegarse acrecienta el mito. ¿Qué clase de mujer puede ser
una que persigue el saber pero es inasible en el amor? ¿Una mujer que no cede?
La paradoja la sitúa entre el virtuosismo y
la histeria.
Pero ¿Quién fue Lou Andreas-Salomé? ¿Una
célebre, hoy día olvidada, literata de
finales del siglo XIX? ¿La filósofa rusa que se dio el lujo de rechazar
amorosamente a Nietzsche? o ¿la intelectual excéntrica que decidió, un buen
día, de buenas a primeras, dejar de escribir novelas y dedicarse al
psicoanálisis?
Lou Andreas-Salomé fue algo de eso y mucho
más.
Tuvo un papel tan destacado dentro y en la conformación
del psicoanálisis que Freud la consideraba una interlocutora sagaz e incluso una
amiga entrañable.
Su pensamiento radica en la capacidad de
mezclar la filosofía nietzscheana uniéndolo con el psicoanálisis freudiano y la
influencia del empirismo de John Locke. Es una unión marcada por un estilo
propio y único, capaz de crear una reflexión original psicoanalítica, aderezada
con creatividad, principalmente basados en el narcisismo y la sexualidad
femenina.
Luíza Gustávovna Salomé nació en San
Petesburgo en 1861. Salomé fue la única mujer, junto con cinco hermanos. En
busca de una educación más allá de la típica para una mujer en ese lugar y
época, a sus diecisiete años, convenció al predicador alemán Hendrik Gillot,
veinticinco años mayor que ella, de enseñarle teología, filosofía, religión y
literatura francesa y alemana. Cuando Gillot se enamoró tanto de Salomé que planeó
divorciarse de su esposa y casarse con ella, Salomé y su madre viajaron a
Zúrich para que ella pudiera ingresar en la universidad. El viaje también lo
hicieron para beneficiar la salud física de Salomé; a ese tiempo, ella tosía
sangre. Su madre la llevó a Roma, Italia, cuando ella tenía 21 años. En un
salón literario de la ciudad, Salomé conoció a Paul Rée, un escritor y jugador
compulsivo, a quien le propuso vivir en una comuna estudiantil. Después de dos
meses, Salomé lo persuadió de aceptarla como compañera. El 13 de mayo de 1882,
Salomé había hecho lo mismo con el amigo de Rée, Friedrich Nietzsche. Los tres
viajaron con la madre de Salomé a través de Italia, y decidieron que debían
establecer su comuna “Winterplan”. Cuando llegaron a Leipzig, Alemania, en
octubre, Salomé y Rée se separaron de Nietzsche, después de un problema entre
Nietzsche y Salomé, en el cual Nietzsche, sorprendentemente, le propuso
matrimonio a pesar de haberse configurado como un misógino redomado que odiaba
al sexo femenino en general, creyó haber encontrado en Lou a la única mujer que
sería capaz de entenderlo. Ella no lo aceptó y a cambio propuso a ambos hombres
enamorados unirse en una triada de producción y trabajo intelectual.
Ella quería ante todo ser libre e
independiente. Defendía el amor libre, sin imposiciones. Durante mucho tiempo
evitó el matrimonio hasta que en 1887, se caso con el orientalista y filólogo
alemán Carl Andreas, y todo porque éste amenazó con quitarse la vida hundiendo
en su presencia un cuchillo en el pecho. Su matrimonio nunca llegó a
consumarse. En su camino de búsqueda existencial, concebía el amor sexual como
una pasión física que, saciado el deseo,
desaparecía. Sólo el amor intelectual y
la amistad fiel eran capaces de resistir
el paso del tiempo.
Lou Salomé fue por sí misma todo talento.
Para nada necesitó- como algunos detractores señalaron luego- asociarse con
hombres importantes como Nietzche o Rilke.
Ella, la chica que decidió sobresalir por
sobre sus hermanos, que se educó y aprendió todo lo posible, que escribió profundas novelas de gran valía,
que se retiró sus últimos años a un anónimo pueblo en donde murió en 1937,
aquella mujer que Freud consideró para ser recibida en su círculo, destacándola
por su inmensa inteligencia, es, fue y será esa “musa indiferente” que prefirió
no contentarse con ser sólo la fuente de inspiración de hombres genios sino que
fue ella misma una mujer genial por donde se la mire, brillante desde cualquier
punto de análisis, y eterna como solo algunas mujeres saben serlo…
Creo que la enfermedad que contrajo Nietzsche -hablo de la sifilis-que contrajo al estar con una prostituta , le imposibilita llevar una vida estable Aparte de las secuelas de la enfermedad , el estado de ánimo debió influir en su visión acerca de las mujeres Se hizo más misógino por esta cuestión Aunque como antecedentes estaban los malos tratos que le propinaron : su madre y hermanas No lo tenía fácil Nietzsche
ResponderEliminarSeguro que sí Mercedes. El contexto en el cual se desarrolló el pobre Nietzsche no fue el mejor. Tampoco creo que sea motivo para justificar su visión de las mujeres...pero es un punto importante a tener en cuenta por supuesto. No creo que Lou Andreas haya sido 100 por ciento responsable de ese "casi rechazo" que sentía por las mujeres pero la historia dice que contribuyó y bastante, de hecho le dedico Así hablo Zaratustra. Resulta importante, me parece, rescatar estas historias del olvido y sobre todo a las mujeres que fueron parte de esas historia. Si Nietzsche fue misogino o no... ya hay cientos de miles de tratados, ensayos y novelas que hablan de eso; pero de Lou andreas Salomé como otras tantas...no hay bibliografía que sobre y creo que rescatarlas del olvido es rescatar nuestra propia identidad como mujeres...
EliminarTe felicito por seguir rescatando mujeres olvidadas. Muchos cariños.
ResponderEliminarGracias Mirta! es un placer! Cariños para a vos también
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