…Un camión choca con un tranvía, varios muertos, numerosos
heridos y una muchacha que sale del accidente con tres fracturas en la pelvis,
once en los pies, diversas en la columna vertebral y en las piernas.
Si Frida hubiese sido una muchacha mansa, sencilla,
hogareña, tal vez le hubiera sido fácil resignarse al sacrificio prescrito por
los médicos e impuesto por los corsets de yeso de permanecer inmóvil durante un
año en su lecho de inválida, y es seguro que si hubiera sido devota hubiera
encontrado en su propio tormento una
especie de deleite espiritual…ese que alienta a los estoicos en sus
penalidades.
Pero Frida no era mansa, ni devota.
Tan inquieta como osada;
pertenecía a una "pandilla" de estudiantes insumisos que
alcanzaron fama y se hicieron temidos por hazañas semejantes a la de colocar
una bomba junto al asiento de un maestro que por "reaccionario"...
"les caía mal"
Esa chica, la estudianta belicosa que prefería el fútbol, la
natación, y el ciclismo a las reposadas maneras femeninas; esa chica inquieta,
dinámica, irreverente, se encontró súbitamente inmovilizada en una cama sin
poseer siquiera el consuelo de la fe.
Cualquiera que no tuviera en su adentro la elevada ley que
en aquel momento supo encontrar Frida en los paisajes de su alma, seguramente
se hubiera dejado devorar por las garras de
la desesperación. Pero Ella, con una voluntad sinónimo del acero, supo
encausar sus energías hacia los reinos de la creación y encontró, en la
pintura, ese campo de batalla que la Medicina no pudo darle.
La obra de Frida es tan fuerte, tan profunda, tan humana y
tan expresiva que habla por sí misma con tanta elocuencia que no necesita de
programas que la expliquen, ni de literatura que aclare su significado.
Cada uno de sus cuadros son trofeos maravillosos,
representaciones de una victoria ganada ante la ímproba y desigual batalla que
sostuvo desde su sillón herido; cada uno de sus cuadros son en sí mismos la
materialización de lo que ella quiso y no pudo ser.
En 1944, una columna jónica, partida en varios lugares,
sustituye su columna vertebral; un corsé la sostiene recortándose sobre la
desnudez de sus pechos, el cuerpo herido, la soledad…los clavos, verdugos del
infinito sufrimiento.
Como un mártir cristiano se yergue la mujer rota pero
estoica, intacta está su aura de guerrera invencida, de hembra feroz hasta en
los poros formada de vísceras y de ensueños.
Ese pilar destrozado que aún la sostiene es un recuerdo
sangrante de lo que ella ha vivido, un autorretrato de belleza singular que
contribuye a reforzarla, a ensalzarla sobre el drama que vive su yo…el de
afuera….en su interior está intacta como una virgen que no ha sido atravesada
por el filo atroz de una espada.
Desde los valles de
ese planeta doloroso destellará la fiereza arrolladora de un testimonio sincero
de humanidad. Nada en Frida será reflejo de irrealidad. Su cuerpo fraccionado;
su vientre vacío, su amor tormentoso, su palabra inmortal, su mirada viva. Nada
en Frida será desprovisto de sentido. El dolor le ha revelado los secretos más
profundos de la vida y los traduce en una poética de la más fina y avasalladora
pureza. Todo en Frida es vida, muerte y resurrección.
“Ya lo sé todo, sin leer ni escribir- le dice a su amigo
Alejandro- Hace poco, tal vez unos cuantos días, era una niña que andaba en un
mundo de colores, de formas precisas y tangibles. Todo era misterioso y algo se
ocultaba; la adivinación de su naturaleza constituía un juego para mí. ¡Si
supieras lo terrible que es alcanzar el conocimiento de repente, como si un
rayo dilucidara la Tierra! Ahora habito un planeta doloroso, transparente como
el hielo. Es como si hubiera aprendido todo al mismo tiempo, en cosa de
segundos…
Y sabía de sí misma y se conocía como nadie, por eso se hizo
inmortal en las luces de su pincel.
Existen “heroínas”
que son eternas aunque la erosión del tiempo modifique todos los escenarios del mundo circundante, y en
esa inevitable degradación del espacio que no perece y se reconstruye así mismo, como en un ciclo imperecedero donde
todo ES… vos, Frida, sos hermosa.
Una artista incomparable, sin duda.
ResponderEliminarMuchas gracias por la información :)