Después de haber
estado junto a heroínas victorianas, cortesanas francesas y vampiras
transgresoras, decidí cerrar esta semana
con un personaje alucinante que me
maravilla y por el que siento una desorbitante atracción, no sólo desde lo
literario, sino desde su significado y su impacto social.
La novela llegó a
mis manos por casualidad. Al principio, sin darle crédito-lo confieso- empecé a
leerla más por la obligación de ser prestada que por otra cosa. Y es que todo
el estruendo “marquetinero” que la rodeaba me había espantado; no quería perderme en insípidas sagas que no
cuentan nada.
Me pasó que sin
querer me encontré con una novela negra de esas que rara vez se escriben a no
ser por una especie de mandato “inspirativo” que baja en forma de halo
sobrenatural desde el cielo; me encontré con una historia cautivante,
inteligente, atrapante y minada de incontables ítems para ser analizada de
principio a fin. Me encontré con una pieza maestra.
Stieg Larsson, el
periodista y escritor sueco no solamente escribió una de las novelas
policiales- a mi entender- mejor lograda de los últimos tiempos, sino que
además le dio vida nada más y nada menos que a la nueva heroína literaria del
siglo XXI y probablemente del Siglo XXII: Lisbeth Salander.
Uno podrá
simpatizar o no con un personaje femenino con las características de Lisbeth;
puede basarse en una cuestión de gusto, de empatía, de afinidad….lo que no
puede, como lector, es ser indiferente a un hecho que es incontenible y
trascendente.: la literatura necesitaba una mujer que llevara la bandera del
siglo de las luces femenino en plena era de acuario , explotando aguerridas
Venus que cada vez con más fuerza se están haciendo escuchar y valer sobre
anquilosados convencionalismos sociales de
indiferencia, discriminación y violencia de género aun vigentes en pleno
Siglo XXI.
Los hombres que no
amaban a las mujeres. La chica que soñaba con una cerilla y un bidón de
gasolina y La reina en el palacio de las
corrientes de aire; son las tres entregas de la trilogía Millenium.
Pero ¿qué es lo que
hace que la obra de Larsson resulte tan fascinante?
Algunos lo atribuyen al modo en que el autor se detiene
en temas complejos, como la corrupción y los medios, otros encontraron placer
en el devenir de la investigación tanto policial como periodística con ecos
bien a lo Agatha Christie y otros simplemente se sienten cautivados por esa
narrativa que responde a la “captatio benevolentia”, ese recurso literario con
el que el autor seduce al lector generando un lazo inquebrantable; sin embargo,
la mayoría sostiene que gran parte del mérito le corresponde a la subversiva
fémina gótica que junto al periodista Mikael Blomkvist emprende la carrera de
resolver un crimen valiéndose de su sagaz inteligencia y de sus habilidades
como hacker.
Sea como sea, la
trilogía de Millenium es una obra monumental. Escrita en forma de crónica, en
la que se entrecruzan diversas tramas que descubren las parcelas más oscuras de
las sociedades contemporáneas llamadas libres en tiempos de minimalismo moral.
La violencia de género, los derechos de la mujer, la sexualidad hasta en sus
formas más violentas, el tráfico de drogas y de prostitutas de países pobres a
países ricos, la degeneración de las viejas familias que controlan el mundo de
la banca y de la industria sueca y los chanchullos de los financieros que hunden
por placer y beneficio los ahorros y los empleos de millones de ciudadanos. Sus
páginas son tan adictivas como formativas, planteando además un sinfín de
desafíos. El más implacable, para mi gusto, es el tema de la ética, la que no
practican algunos de los responsables que sostienen las estructuras de las
democracias contemporáneas y el Estado de derecho, el único legitimado para
ejercer la violencia.
Lisbeth mide poco
más de 1,50 m; pesa 40 kilos; luce el cabello al estilo punk y un cuerpo
plagado de tatuajes y piercings. Aunque tiene 24 años, parece de catorce y su
imagen se asemeja a la de un ángel caído al que le hubieran amputado las alas.
Es una mujer de pocas palabras, cuyo mutismo es casi autista. Algo que no le ha
impedido cautivar a más de quince millones de lectores y que ha hecho vibrar de
emoción hasta al mismísimo Vargas Llosa, quien dijo: “¿Qué sería de Suecia sin
Lisbeth Salander, esa hacker querida?”
¿Pero qué tiene
esta mujer para haberse convertido en uno de los personajes más fascinantes de
la literatura de las últimas décadas?
A la edad de trece
años, Lisbeth tomó un cartón de leche lleno de nafta, roció con él el coche de
su padre y le prendió fuego. Con su padre dentro, claro. Contado así, en seco,
casi a quemarropa, suena a monstruosidad. Pero si tenemos en cuenta que con esa
muerte la protagonista está vengando a su madre, reducida a un estado
vegetativo por una paliza recibida por parte de su brutal esposo, la cosa suena
a justicia. Salvaje, pero justicia al fin y al cabo.
Miss Salander
resulta la actualización, la versión postmoderna de la eterna figura del
vengador solitario. Lo que la hace un personaje tan irresistible es que
probablemente sea la primera vengadora feminista de la historia que hace
justicia a las féminas maltratadas volcando su ira, su furia, contra esos
“hombres que no aman a las mujeres”.
… Y que sea la
primera “guerrera de género” es una victoria literaria.
¿Acaso es
Lisbeth la vanguardia del feminismo? Es
imposible que el interrogante no surja.
Situada al margen
del sistema, es un personaje desencantado con la sociedad y con las
instituciones que representan el poder. Por eso lucha contra la violencia
machista con sus propias armas. Ella se convierte en juez, jurado y ejecutor.
Así, el nuevo feminismo de la heroína de Larsson, es antisentimental, es capaz
de crear sus propias normas al margen de lo socialmente establecido; siendo una
mujer que no adopta en su comportamiento ni en su imagen ninguno de los rasgos
que se consideran “típicamente femeninos”.
Es la vanguardia de una hembra que puede ser víctima pero que no se
resigna a ser humillada. Mujer activa e independiente. Que vive su sexualidad
de una forma liberada y sin tapujos. Le gustan los hombres y también las
mujeres. Desconfía de las instituciones y su lema es “un cabrón es siempre un
cabrón”, pero nunca olvida un favor y sabe ser leal a quien le ayuda.
No necesita que le
expliquen que está sucediendo. No
necesita una historia de amor. No necesita ser salvada…
Es violenta hasta
rozar el sadismo, pero en su descargo hay que decir que sus víctimas son
auténticos canallas. Es capaz de vengarse de su segundo tutor, que abusó de
ella de forma miserable, sodomizándole con el mismo consolador con el que la
forzó a ella y tatuándole en el vientre la frase “soy un cabrón violador”. Pero
igualmente, tiene una extraña ternura y solidaridad para la figura de su primer
tutor, que la cuidó como si fuera un padre cariñoso y que yace convaleciente en
un hospital.
No hay inocentes;
sólo distintos grados de responsabilidad", sostiene en distintas
ocasiones…
Tal vez sí y es una
pena que no pueda celebrar su proeza.
Hay un antes y un
después de Salander.
Y eso es
sencillamente innegable.
Esta Madame Bovary
moderna, eterna, tatuada con un dragón, atrevida, desafiante; que tiene menos afán de resaltar sus caderas,
de pavonearse para que el escote le deje mostrar el sostén y que no piensa un
segundo en suicidarse devastada ante las inclemencias de su destino vino a quedarse…
¡Bienvenida a la
inmortalidad de la ficción, Lisbeth Salander!
Si todavía no han tenido el placer de leer la gran obra de Stieg Larrson les dejo un link para descargar la saga completa : http://librosgratis.net/book/stieg-larsson-trilogia-millenium_6910.html
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