…En el mecanismo de los
dobles, uno se fortalece a medida que el otro pierde fuerzas. Carmilla se
vuelve más audaz a medida que Laura languidece y las muertes de varias
doncellas pueblerinas proliferan. En este momento, el foco de la narración pasa
de las mujeres a otra triada esta vez masculina, constituida por el padre, el
médico y el general, bastiones de la autoridad patriarcal en los ámbitos
respectivos del hogar, la ciencia y la disciplina militar, que no admiten
ambigüedades.
De amiga y amante
a lo largo de 60 páginas, Carmilla pasa en las últimas 20 a vampira ex machina
que debe ser destruida para salvar a Laura y restituirla a su estado anterior
de hija sumisa y pasiva. Le Fanu de nuevo yuxtapone dos triadas, la de las tres
mujeres que alteran el orden —Carmilla, su madre y la bruja del carruaje— y la
de los tres hombres que lo restauran: el Padre, el médico y el general,
acompañados en la escena final por el leñador (la clase trabajadora), el Barón Vordensburg (la aristocracia), y por supuesto el cura y el representante del
orden público, unidos en inquebrantable solidaridad para restaurar el mundo de
límites, obediencia y reglas que se vio amenazado con la llegada de Carmilla.
La escena de
la destrucción de Carmilla se ha vuelto tan canónica como la escena de su
aparición, y contiene todos los elementos que Bram Stoker usaría 25 años más
tarde al describir la destrucción del conde transilvano.
Es curioso
notar la ausencia de Laura en los rituales de destrucción de Carmilla. Por otra
parte, no se halla en el texto la menor indicación de horror por parte de Laura
ante el descubrimiento de la naturaleza
vampírica de Carmilla, al contrario.
Es como si la
naturaleza de ese supuesto “doble” o podría llamarse “alter ego” que pareciera
haber brotado en un instante de rebelión involuntaria, jamás hubiera sido en esencia
ajeno a ella de ninguna manera.
Lo intenso de
toda esta estructura que me resulta absolutamente fascinante en extremo, es
como Le Fanu se las ingenia para solapar semejante compleja trama de forma tal
que quede prácticamente suspendida, expectante a futuros análisis.
El doble, el
alter ego, que a su vez representa el amor, el rechazo, el deseo y la tentación,
es un combo de elementos tan innovadores para los relatos de la época que no
hacen más que despertar en el lector consciente, una profunda gran admiración ante
la obra de semejante artista.
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