martes, 23 de abril de 2013



Si hay un personaje femenino que me cautiva profundamente es la fría y egoísta Catherine Earnshaw, la protagonista de Cumbres Borrascosas de Emily Brönte.  
La obra de Brönte está considerada como una de las novelas más importantes de la literatura inglesa y universal debido a la violencia con que están descritos los sentimientos, que destacan mucho más en una época en la que cualquier manifestación de la intimidad sentimental era contenida a ultranza; en aquellos momentos, la novela se enfrentaba con la totalidad de la estructura represiva de su tiempo.
Catherine es una niña que vive en Cumbres Borrascosas, la finca de su familia, cuando un día su padre vuelve de un largo viaje con un extraño niño al que pretende criar como a uno más de sus hijos. Le ponen por nombre Heathcliff, aunque sin añadirle el apellido familiar.
Catherine y Heathcliff pronto se hacen grandes amigos. Son rebeldes, traviesos y sobretodo muy unidos. Pero cuando el patriarca de la familia muere, lo hereda el hermano mayor de Catherine, Hindley, y éste desprecia profundamente a Heathcliff, tanto que le quita su condición de hermanastro y lo convierte en el más humillado de sus sirvientes.
Viendo la condición de esclavo a la que su hermano ha reducido a su amado, decide casarse con un hombre rico al que ella pueda dominar, en un principio creyendo que de esa manera podrá con su fortuna proteger a Heathcliff. En realidad lo hace para no rebajarse con un hombre de su posición social. Este hecho destrozará a Heathcliff y en vez de convertirse en el héroe que debió ser se trasforma en un vengativo villano.
El hombre que elige para sus fines es Edgar Linton. Se casa con él y como tenía previsto lo domina fácilmente.
La fractura que se produce en la personalidad de Catherine a partir de estos eventos es admirable, descubriendo en ella una veta casi de la misma maldad que embriaga a Heathcliff. De esta profunda proyección desencadena la idea que Heathcliff es en realidad la "otredad" de Catherine y viceversa, construyendo entre los dos una de las uniones más intensamente complejas de la literatura romántica. Hay un dialogo entre Catherine y Nelly que es  inolvidable y es cuando ella le confiesa la naturaleza del amor que siente por Heathcliff : Mi amor por Edgar es como el follaje en los bosques: el tiempo lo va a cambiar, estoy muy consciente, como los cambios de invierno en los árboles;  Mi amor por Heathcliff se asemeja a las rocas eternas bajo una fuente de pequeña delicia visible, pero es necesario Nelly, yo soy Heathcliff”.
Catherine Earnshaw es un personaje sencillamente extraordinario de naturaleza salvaje y apasionada.  Es una mujer dominada por la obsesión y su obsesión es Heathcliff; este hecho controla su vida y le da un significado, propósito y sentido a toda su existencia.
El amor que profesa por él no es el amor romántico simple, ni se basa en la mera atracción física, es una identificación, una unión de almas. Toda la historia girará en base a las decisiones tomadas por ella en torno a esa obsesión, configurando el destino y la fatalidad de todos los personajes, incluso la suya propia.
Emily Brönte le dio vida a un personaje sin igual, muy lejos de la dama de eminente virtud natural que se exigía en su época. Creó  un personaje fascinantemente complejo que no se puede clasificar dentro de las categorías del bien y del mal.
Representa a un nuevo tipo de mujer victoriana. No sigue un orden moral, no está estereotipada, es violenta, apasionada, sin miedo a expresar sus fuertes opiniones. Emana el deseo oscuro como una característica de mujer fatal mientras pretende violar el concepto de “buena” mujer victoriana.
Por todo eso y por mucho más, Catherine Earnshaw, la mujer que desde la muerte, impetuosa  regresa a llevarse el alma de su amado, es una de las grandes mujeres que sin duda ha parido la literatura universal.

Cumbres Borrascosas: 

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